El castro de Chano, en pleno valle de Fornela, es uno de los yacimientos castreños más importantes de la provincia y de todo el Noroeste.
El castro estuvo habitado por astures entre el siglo I antes de Cristo y la primera mitad del siglo I después de Cristo. No se ha documentado un abandono violento del poblado aunque se han encontrado algunas cantidades de monedas (pequeños tesoros) en el interior de las viviendas, lo que indica un abandono rápido, por cau aún desconocidas. Es probable que este asentamiento castreño estuviera vinculado con las explotaciones auríferas realizadas por los romanos en la zona de los Ancares.
El castro del Chano está delimitado por tres fosos, con las viviendas dispuestas en su interior sobre las vertientes inclinadas. Las viviendas, de planta circular, estaban construidas con lajas de pizarra, habiéndose identificado un total de veinte viviendas en las excavaciones arqueológicas llevadas acabo, destaca por su excepcional estado de conservación.