La villa de Arévalo se encuentra al norte de los montes de Ávila, sobre una vasta comarca cerealista, conocida como La Moraña, su nombre deriva, seguramente, de Mauritania o tierra de moros, que nos recuerda su historia y el origen de los principales pueblos que la componen.
Su trazado urbano está limitado por el perímetro amurallado y condicionado por los ríos Adaja y Arevalillo, afluentes del Duero, que circulan paralelos y próximos entre sí formando barrancos fluviales a ambos lados de la localidad. Ambos ríos se juntan al norte del núcleo urbano, a los pies del espolón rocoso sobre el que se levanta el castillo, sirviéndole de foso natural defensivo.
En Arévalo convivieron juntos cristianos, judíos y moros, propiciando un mestizaje que ha conferido su característico estilo Mudéjar a la población, dando como resultado notables ejemplos de arquitectura mudéjar castellana, también llamada “románico de ladrillo”. El casco histórico ha sido declarado Bien de Interés Cultural, como Conjunto Histórico Artístico.
El castillo fue edificado en el siglo XV por orden de Don Álvaro de Zúñiga, Duque de Arévalo, la fortificación se levantó sobre los restos de una puerta del recinto amurallado de la villa de Arévalo del siglo XII. Su importancia arquitectónica se encuentra en su avanzado diseño, considerado modelo de transición entre los castillos medievales y las fortalezas defensivas de siglos posteriores.