El 22 de julio de 1812 se libró una de las batallas más decisivas de la Guerra de la Independencia en el término de la población salmantina de Arapiles y sus inmediaciones, enfrentándose un ejército imperial francés y un contingente aliado formado por británicos, portugueses, alemanes y españoles.
La victoria del general británico Arthur Wellesley, primer duque de Wellington, frente a las tropas del mariscal francés Marmont supuso el principio del fin del reinado de José Bonaparte y el primer gran paso hacia la libe- ración definitiva del territorio nacional.
Los partes de guerra dieron cuenta de la absoluta derrota del ejército francés, que sufrió unas 12.500 bajas entre muertos, heridos y prisioneros, sufriendo a la sazón los victoriosos aliados unas 5.200 bajas.
La Guerra de la Independencia asoló la Península Ibérica durante casi seis años -entre 1808 y 1814- provocando nefastas consecuencias entre las que destacan: la pérdida de un gran número de vidas humanas, una terrible crisis económica y social y la pérdida irrecuperable de patrimonio cultural, artístico y arquitectónico.